miércoles, 2 de enero de 2013

las minas no se meten al mar

sudan, se acomodan el pelo, caminan, o van y vienen. solo algunas se meten con la amiga, la tía, la prima un poco. pero que escampen la ola, le calculen para meterse de cabeza en el momento justo (si es antes, es un bodrio o te arrastra; si es después, mínimamente después, te tritura la caída del rulo). las olas son rulos en perpetuo nacimiento y muerte. vienen oblícuas o paralelas, además. así que con una zancada te evitás la rompiente.
meterse en el mar una mina no es ser alfonsina, ni tener hasta 13 años para zambullirse. entiendo que uno profiere gritillos infantiles del propio desacato que te profiere el mar. que es puramente eso, alguien con quien jugar.
el mar es alguien con quien jugar, cuerpo a cuerpo. y ellas no se meten en el mar, porque ir despacito y glamoroso te da un ofri de madre, acá en argentina al menos, y porque ir corriendo como debe ser para entrarle al muy irrespetuoso te flanea las cachas en cámara lenta bien anti-hd.
pero nadarle a este mar, cuántas mujeres, cuántas viejas hermosas y adultas hermosas nos ponemos a tono con la irreverencia fría y caótica de la viaba de la ola? su matemática, su plantón en lo lúdico.
si todos con el mar nos volvemos chicos.!

No hay comentarios:

Publicar un comentario